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El “silencio comunicativo” en contextos interculturales/Valtierra-Zamudio/61-75 69
misionero de romper con un silencio que, desde la cultura tojolabales hablan bajo, el misionero todo lo contrario,
no tojolabal, es incómodo. Aunque esto no se relaciona lo que señala un acto marcado e indexicalidad de
en apariencia con el silencio comunicativo, es el intento poder (Valtierra, 2013). En este caso, la repetición
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de romperlo lo que impulsa a JP a conversar; es decir, fue un recurso que disminuyó o contrarrestó esa
una estrategia o táctica para evitar el silencio, dominar indexicalidad; no sólo aclaró en apariencia el asunto,
el espacio ante una situación en la que no se comparte sino que logró un silencio en el misionero.
la cultura o los intereses, pero, además, en un espacio al Un componente más que es importante destacar
que JP no pertenece. La mayor prueba de lo anterior es es la actitud de Lupita frente al silencio. La opción
sacar a colación este problema (entender y pronunciar de callar quizá no hubiera satisfecho la inquietud
una frase) en un momento y espacio inadecuado, pues del misionero, como se observa más adelante en la
implica interrumpir a Lupita en sus labores de cocina interacción con Manuel. El único elemento contextual
(haciendo tortillas), que es un lugar de mujeres, en donde que podía eximirla de no responder a JP era la
se habla predominantemente tojolab’al, se intercambian actividad que realizaba, pero no era suficiente para
sólo las palabras necesarias y le corresponde al jefe de ignorar o recurrir al silencio, como sí sucedió en el caso
familia iniciar la interacción con los invitados. El misionero de Manuel, cuando atendía al niño que lloraba. Para
irrumpe, haciendo valer inconscientemente su jerarquía Lupita guardar silencio en esa circunstancia sí hubiera
generacional, moral y de género. sido una descortesía que podría haber ofendido a JP.
Al respecto, un misionero ya muy experimentado y De los personajes presentes que directa o
conocedor de la lengua y cultura tojolabal señala que indirectamente participaban, Manuel y Lupita llevaron
ellos: a cabo lo que Nicolle (2000, p. 234) concibe como
actos comunicados. El acto comunicado en el caso de
no conversan como lo haríamos nosotros Manuel fue no responder la pregunta de JP porque
en nuestro contexto. Mientras se espera atendía otro asunto, el llanto del niño que requería
a que sirvan la comida, el jefe de la casa de su atención, y Lupita sí le responde, pero dejando
por deferencia al invitado intercambia claro que no seguiría la conversación; transmitió el
algunas palabras. Si acaso el hijo mayor mensaje de que no podía atenderlo porque tenía
cuando ya tiene familia o está por tenerla. otras ocupaciones y sólo contestó por cortesía, sin
El misionero debió esperar a que ellos que eso significara que la plática avanzaría.
iniciaran la conversación (Notas de campo, Para finalizar y dar importancia al contexto, hubo
5 de diciembre de 2010 y conversación una ruptura o violación a una suerte de máxima
con Pbro. Ramón Castillo, 2 de diciembre cultural. Romper el silencio de forma tan evidente y,
de 2010). quizá, brusca en la cocina sucedió porque desde una
perspectiva no indígena el silencio es incómodo, sobre
Un aspecto más en los intercambios conversacionales todo después de entrar y recibir un saludo, el silencio
de este contexto es el volumen de la voz. Mientras los fue absoluto. Para los tojolabales, sin embargo, el
17 Al respecto, Luisa Martín Rojo (2003) a través de un ejemplo contrasta el trato (chulería) madrileño con la cortesía británica, dice: “Así ocurre, por
ejemplo, con el uso de un imperativo (“Dame un cigarro”, sería una forma usual entre los hablantes españoles, pero si nuestro interlocutor es británico,
esperará una forma indirecta de tipo: “Can I have a cigarette”, por lo que el uso del imperativo puede ser vivido como impositivo y descortés); o con el tono
de voz (el peninsular, por ejemplo, muy elevado para los oídos mexicanos, puede fácilmente ser interpretado como autoritario o enfadado)” (Rojo, 2003,
p. 4). El volumen de la voz y el uso de ciertas construcciones gramaticales en determinados contextos pueden ser vistos como una descortesía o una
manera de dominio. Los tojolabales podrían interpretar las acciones de JP como impositivas, de ahí la importancia del contexto cultural y su comprensión
para evitar una confrontación como la que se sostuvo por medio de mecanismos como la indirección o el silencio (Brody, 1991).
Tequio, enero-abril 2020, vol. 3, no. 8