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mayo-agosto  -  2020  /  3(9)
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                                          I.  PAMP estructurales, como el ácido nucleico genómico, informan
                                              al huésped de la presencia del virus.
                                          II.  PAMP generados por la replicación viral, como los genomas
                                              de ARN de doble cadena (dsARN), alertan al huésped de la
                                              propagación activa de un virus.
                                          III.  DAMP,  que son  generados  por  estrategias  de  replicación viral,
                                              tales como modificaciones de la membrana celular o formas
                                              inusuales de muerte celular (necrosis*), revelan un daño celular
                                              irreparable.
                                          IV.  Estrategias de evasión inmune que utiliza el virus, como disminuir
                                              la expresión de moléculas del MHC de clase I en las células
                                              infectadas (Braciale & Hahn, 2013).


                                          En general, después que un virus invade al huésped, el sistema
                                          inmune innato lo identifica por primera vez utilizando sus PRRs, que
                                          reconocen los PAMP virales, como proteínas y ácidos nucleicos.
                                          A través de estas vías de señalización intracelular, el virus puede
                                          inducir la síntesis de citocinas inflamatorias e IFN del tipo I, este
                                          último transmite señales mediante el receptor para el IFN tipo I (IFN-
                                          AR) y tiene los siguientes efectos:


                                          I.  Activan la expresión de varios genes que confieren a las células
                                              una resistencia frente a la infección vírica, lo que se llama estado
                                              antiviral.
                                          II.  Activa y aumenta la  citotoxicidad* de las células NK para
                                              que maten a las células infectadas en las que el virus inhibe la
                                              expresión de moléculas de clase I del MHC.
                                          III.  Provocan el secuestro de linfocitos en los ganglios linfáticos,
                                              maximizando así la oportunidad de encontrar antígenos víricos.
                                          IV.  Aumentan la expresión de moléculas de la clase I y II del MHC,
                                              facilitando la presentación del antígeno a células T por las APC.
                                          V.  Durante la inmunidad adaptativa, aumenta la citotoxicidad de los
                                              linfocitos T CD8+ y promueven la diferenciación de los linfocitos
                                              T cooperadores CD4+ en un perfil Th1 (Esquema 1).


                                                                                                 La respuesta inmunitaria
                                                                                              frente al virus SARS-CoV-2
                                                                                                      Aguilar & Sánchez
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