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Fecha de recepción: 6 de mayo del 2020
Fecha de aceptación: 5 de junio del 2020
Conocimientos previos
El sistema inmunitario es una red compleja
de moléculas, células, órganos y tejidos
que funcionan en equipo para proteger al
cuerpo de patógenos microbianos (como
bacterias, virus, parásitos y hongos). Las
células de este sistema se derivan de
precursores en la médula ósea y están
presentes normalmente en forma de
células circulantes en sangre y linfa*
(Sompayrac, 2019). A grandes rasgos,
la respuesta inmune se puede dividir en
dos categorías: las reacciones tempranas
de la inmunidad innata y las respuestas
tardías de la inmunidad adaptativa, que
actúan de manera secuencial, sinérgica
y complementaria, cuyos defectos en
cualquiera de los sistemas resultan en
vulnerabilidad del huésped o en respuestas
inapropiadas (Marshall, Warrington, Watson
& Kim, 2018).
La inmunidad innata constituye la primera línea de defensa
y sus principales componentes defensivos son las barreras
anatómicas, como el epitelio y las mucosas, mediadores
químicos que reconocen determinadas clases de patógenos
(miembros del sistema del complemento*) o que contribuyen
a la inflamación (citocinas* y quimiocinas* FcR); así como
todos los leucocitos de circulación, a excepción de los linfocitos
T y B. Entre estas células encontramos a los neutrófilos,
monocitos, células citolíticas naturales* (NK), monocitos y
las células dendríticas (DC); en general, todas éstas contienen
La respuesta inmunitaria
frente al virus SARS-CoV-2
Aguilar & Sánchez