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Los ecos de las violencias silenciadas/Magaña, Santana & Marín/27-34 29
hegemónicamente en el significado mismo del género” Adicionalmente, en las universidades la violencia
(Lugones, 2008, p. 78). Esta situación es alarmante, de género se reproduce en diferentes niveles de
dado el carácter de “escuelas de pensamiento y interacción. Al ser una organización compleja, estas
generadoras del mayor pensamiento crítico en la expresiones operan o se reflejan en todos los rangos
sociedad” de las universidades. organizacionales posibles: a) directivos-docentes, b)
Lo anterior, aunado a lo que Lugones (2008, p. 75) docentes-docentes, c) directivos-alumnos-alumnas,
nos recuerda: “entender la preocupante indiferencia d) docentes-alumnas-alumnos, e) directivos-
que los hombres muestran hacia las violencias que trabajadoras universitarias, f) docentes-trabajadoras
sistemáticamente se infligen sobre las mujeres de universitarias, g) trabajadores universitarios-
color, es decir, mujeres no blancas víctimas de la trabajadoras universitarias. En todos y cada uno de
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colonialidad del poder e, inseparablemente, de la ellos, el ejercicio del poder, de dominación, forma parte
colonialidad del género”. implícita de este fenómeno. La escuela, en su sentido
En términos de violencia sexual de género, al más amplio y la universidad en lo específico, reproduce
interior de las universidades se viven y reconocen una realidad social y a la vez es agente activa en la
abiertamente tres expresiones del mismo fenómeno: construcción social de la realidad. Si ésta es sesgada y
sexismo, acoso sexual y violencia sexual. Sin embargo, asimétrica, se transmitirá de este modo a los miembros
aunque se manifiestan, no siempre se reconocen y participantes, y en lugar de atenuar diferencias de
a nivel institucional y no siempre se canalizan de género, las marcará más.
acuerdo con normativas de justicia organizacional Ahora bien, aunque en la realidad las tres
(Mingo & Moreno, 2015; Valls et al., 2007). expresiones de violencia sexual se reproducen
Mingo y Moreno (2015) señalan dos mecanismos continua y cotidianamente, en las universidades lo que
organizacionales que entorpecen los casos de falla son los mecanismos de denuncia y penalización,
denuncia formal de la violencia sexual en este espacio: que redunda en silencio e impunidad. Cuando una
1) derecho que tienen los hombres a no saber acerca persona considera que está siendo violentada
de los problemas de las mujeres, y 2) ignorancia sexualmente, se queda callada u opta por compartirlo
cultivada, que se refiere a la percepción de los varones con alguien cercano. A partir de este momento
quienes, en su calidad de “privilegiados” del sistema, aparecen imaginariamente círculos concéntricos que la
ignoran que se benefician de relaciones de dominio. En rodean así como a su espectro de alcance de denuncia:
conjunto estos mecanismos se traducen en indolencia si con quien lo comparte le parece justo hacerlo saber
y desdén hacia las mujeres y los problemas de violencia a alguien de mayor jerarquía o poder de presión, el
que potencialmente pueden ser denunciados, pues problema pasará a otro nivel superior de denuncia y
la denuncia constituye hasta este momento y en así sucesivamente, hasta que llegue a la instancia
este espacio la única vía o mecanismo “legal” de correcta. Sin embargo, en cada etapa se correrá el
interpelación y búsqueda de justicia frente a tales riesgo de que haya una postura de culpar a la víctima
situaciones. Aunque, como veremos más adelante, o de asustarla ante posibles consecuencias por el
este recurso institucional tiene muchas limitantes hecho de denunciar. Por ende, es necesario recuperar
para alcanzar su cometido de restituir a la “víctima”. también las experiencias de la vida cotidiana y cómo
5 La autora apela al término de “mujeres de color” como un término coalicional en contra de las opresiones múltiples, que se constituyó como un
movimiento solidario horizontal. “[E]s una frase que fue adoptada por las mujeres subalternas, víctimas de dominaciones múltiples. […] no como
víctimas, sino como protagonistas de un feminismo decolonial” (2008, p. 75). En este caso, nos referimos a dicha posición dentro de la universidad de
las mujeres por el hecho de serlo.
Tequio, septiembre-diciembre 2019, vol. 3, no. 7