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El sesgo patriarcal del conocimiento/Favela-Calvillo./ 15-24 17
entender cómo el conocimiento tiende a rearticular y a específico y situado históricamente, hegemónico y con
reinstalar al horizonte patriarcal y en qué sentido esta pretensión de totalidad cuya posibilidad de recreación
siempre inacabada pretensión de totalidad constituye depende de que sea aceptado como inherente
una forma de reduccionismo histórico, político y a la humanidad, o bien, a lo que las tradiciones
epistémico. Parto de la premisa de que un proceso preponderantes han denominado “civilización”; ese
radical de despatriarcalización implica, necesariamente, periodo que en el espejo de la historia larga reaparece
la reconsideración de los supuestos que subyacen a no como un momento culminante del conocimiento y
nuestra concepción de la existencia, de la vida y del máxima organización humana, sino como lo que aquí se
conocimiento; de otro modo, la lucha política, incluso denomina horizonte patriarcal.
accidentalmente, se encaminará inevitablemente a
reactualizar los viejos dogmas que sostienen este
sistema de dominación. El sesgo como reduccionismo
Sostengo que el sesgo patriarcal es una forma de
reduccionismo que implica dos procesos simultáneos.
El sesgo patriarcal Primero, la constricción de toda la historia de la humanidad
El patriarcado es un sistema de dominación que a un momento específico y sorprendentemente reciente,
implica la expulsión invariable de las mujeres de tres que denomino horizonte patriarcal. Éste es un periodo
estructuras fundamentales del poder formal: gobierno, cuyos primeros vestigios datan de hace cerca de cinco
educación y tenencia de la tierra. Entraña, además, la mil años, cuando algunas sociedades comenzaron
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apropiación del trabajo femenino e infantil, el control de un paulatino proceso de estratificación que derivó
la sexualidad y de la reproducción, así como la imposición en la expulsión de las mujeres de las estructuras del
del androcentrismo y de la heteronormatividad. Impone poder formal. Para ponerlo en perspectiva, si los años
un clima de violencia sexual que tiende a controlar y a que la humanidad ha existido equivalieran a un día,
subordinar a las mujeres en un sentido amplio, incluida el horizonte patriarcal no ocuparía ni una hora del
cualquier manifestación de la feminidad, por ejemplo, tiempo que hemos habitado la Tierra; sin embargo, las
a través del control y del ejercicio de la violencia en historiografías dominantes suelen reducir la totalidad
contra de quienes siendo asumidos como sujetos de nuestra historia común a ese breve pero vigente
masculinos por la perspectiva dominante, muestren lapso. En palabras de Gerda Lerner (1986, p. 37),
gestos femeninos. El patriarcado supone una ontología “se ha mitificado al patriarcado al hacerlo ahistórico,
dicotómica que organiza la existencia en dos polos eterno, invisible e invariable”. En la operación se omite
opuestos y excluyentes: masculino y femenino, en el papel predominante que ostentaron las mujeres en
el que el primero subordina y subsume al segundo, las revoluciones tecnológicas más importantes de la
y donde el amplio espectro entre uno y otro queda humanidad, esas que proveyeron de las condiciones
invisibilizado, reducido y estrictamente controlado indispensables para el crecimiento de las poblaciones;
a través de múltiples expresiones de violencia y de por ejemplo, las revoluciones tecnológicas que durante
disciplinamiento, a la vez simbólicas y materiales. Pero el neolítico permitieron el surgimiento de la agricultura,
el patriarcado es, ante todo, un tipo de organización la crianza de animales, la invención de la cerámica que
2 De acuerdo con Lerner (1986, p. 8), “el periodo de ‘establecimiento del patriarcado’ no fue un ‘evento’ sino un proceso que se desarrolló durante
un periodo de cerca de 2,500 años, de aproximadamente 3,100 al 600 a.n.e. Ocurrió, incluso en el antiguo cercano oriente, a diferentes ritmos,
en diferentes tiempos y en distintas sociedades”. En otras latitudes lo que se observa tampoco es un cambio abrupto ni total, sino un conjunto de
modificaciones que se suceden paulatinamente y no logran consolidarse sino miles de años después. De tal modo que de los cinco milenios que pueden
reconocerse como horizonte patriarcal, cerca de la mitad corresponden con ese progresivo proceso de desplazamiento y exclusión de las mujeres.
Tequio, septiembre-diciembre 2019, vol. 3, no. 7