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Hostigamiento y acoso sexual en los espacios universitarios/Bautista Díaz/51-60 57
la violencia machista está amparada en esta ideología. Dichas actitudes llevan, inevitablemente, a una
Sarah K. Murnen et al. (en Bosch et al., 2009, p. 9), en tolerancia del acoso. Esto se traduce en repercusiones
su investigación sobre la incidencia de las agresiones negativas sobre las víctimas, obstaculizando su
sexuales, encontraron que tenían una fuerte relación proceso de recuperación (Campbell et al., en Expósito
con la forma de pensar masculina, es decir, con et al., 2014, p. 2). Si a lo anterior le sumamos el hecho
las actitudes sexistas, patriarcales o sexualmente de la revictimización tanto pública como jurídica y
agresivas. Asimismo, otro de los elementos que legal, la denuncia resulta inaccesible, las víctimas son
favorece el acoso sexual es la menor proporción de atormentadas por la opinión de la sociedad que, como
mujeres en relación con la de hombres en determinado mencioné anteriormente, transige ante el acoso y
contexto, ya sea el laboral, académico o interpersonal, cuestiona la situación, como si no bastara con la propia
en donde se realizan acciones por parte de los hombres palabra de la denunciante.
(Willness, Steel y Lee, 2007, en Expósito et al., 2014). En una investigación que realizaron Michelle L.
Otro factor importante que influye en la Kelley y Beth Parsons (en Bosch et al., 2009, p. 44),
percepción del acoso sexual es el sexismo, ya sea en señalan que el acoso sexual es cometido mayormente
su versión hostil o en la benévola, considerado como por las personas más cercanas a la víctima: las
un conjunto de creencias que contribuye a mantener profesoras nombraron mayoritariamente como
la desigualdad entre hombres y mujeres, sostenidas acosador a un miembro del profesorado y las alumnas
por ambos sexos (Expósito et al., 2014). Se trata de a otro estudiante. Esto muestra que la tolerancia
una ideología ampliamente arraigada sobre la que se al HAS algunas veces tiene que ver con la relación
asientan todas las construcciones sociales y, además, que hay entre la persona que lo comete y quien lo
que permite, tolera, promueve, justifica y legitima el sufre; incluso se pueden llegar a considerar acciones
uso de la violencia machista contra las mujeres para justificables bajo el argumento de que hay una
su control. Aunque el sexismo puede verse en un relación cercana que se confunde con la confianza y
solo sentido, como hostil hacia las mujeres, también el respeto. La mayoría de las violaciones y feminicidios
existe el llamado sexismo benévolo, caracterizado son perpetrados por alguien próximo a la víctima, por
por la imposición de roles tradicionales. Estos dos lo que no se puede pensar que con el hostigamiento y
tipos son los que coadyuvan a tolerar el acoso. acoso sexual es diferente.
De hecho, el estudio realizado por Expósito et Es conveniente recalcar que los mitos y el sexismo
al. (2014) concluyó que entre más mitos se tuviera benévolo ejercen una gran influencia en la percepción
sobre el acoso sexual y hubiera mayores actitudes del acoso, lo que lleva a la tolerancia cultural y a su
sexistas benévolas, la conducta se percibía como normalización, ya sea en el ámbito laboral, académico
menos acosadora y atribuían mayor culpabilidad o callejero, porque el acoso no sólo sucede en espacios
a la víctima. Además, una consecuencia de la cerrados, va más allá de lo institucional: en la calle es
normalización del acoso sexual es su invisibilización donde se evidencia toda la ideología y las actitudes
como violencia machista hacia las mujeres y el sexistas a través de los “piropos”, chiflidos, miradas,
ejercicio de poder de ellos sobre ellas. Algunas etcétera. Cuando un hombre emite un piropo, chiflido,
actitudes que demuestran la influencia de la o cualquier forma de acoso, no lo hace porque espera
invisibilización son “culpar a la víctima, minimizar que la agredida reaccione invitándolo a salir, sino
el impacto psicológico del problema y justificar las porque está reafirmando su poder en la calle, está
acciones del acosador” (Lonsway, Cortina y Magley, diciendo que la víctima no puede hacer nada y que,
en Expósito et al., 2014, p. 2). por el contrario, está ahí para ser violentada.
Tequio, vol. 2, no. 5, enero-abril, 2019