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mayo-agosto  -  2020  /  3(9)
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            la producción de anticuerpos y la activación de linfocitos T CD4+ y
            CD8+. Estas acciones tienen como objetivo eliminar a los patógenos
            y a las células infectadas (Li et al., 2020; Perlman & Netland, 2009; Tay
            et al., 2020). Tras la eliminación de la infección, se deberán reparar los
            tejidos afectados; sin embargo, dependiendo de la extensión del daño
            podrían observarse alteraciones en la función e incluso conducir a la
            muerte (Li et al., 2020; Perlman & Netland, 2009; Tay et al., 2020).

               Muchos fallecimientos por COVID-19 obedecen al denominado
            síndrome de distrés agudo respiratorio (SDRA), que se presenta
            debido a la liberación de grandes cantidades de  citocinas
            proinflamatorias* y quimiocinas* por parte de células del sistema
            inmune (tormenta de citocinas). Esto motivará el  reclutamiento
            y ataque de múltiples células del sistema inmune, entre ellas los
            macrófagos y  neutrófilos*, contra los neumocitos afectados
            (Figura 6). La alteración del tejido conducirá al colapso alveolar y
            posteriormente –junto con otras alteraciones orgánicas– a la muerte
            del individuo (Li  et al., 2020; Perlman & Netland, 2009; Tay  et al.,
            2020).

               El principal órgano afectado por el SARS-CoV-2 son los pulmones
            y  la ocurrencia de  este daño puede explicarse  más a  detalle en
            diferentes pasos. Cuando los neumocitos tipo II son infectados por
            el SARS-CoV-2, se inicia la replicación viral y luego la liberación
            de partículas virales. Esto puede provocar la muerte celular del
            neumocito afectado y, por lo tanto, permitirá la emisión de señales
            llamadas patrones moleculares asociados a daño (DAMP). Los DAMP
            son reconocidos por diversas células presentes en el microambiente,
            entre ellas, los macrófagos. Como resultado, estas células secretarán
            quimiocinas y citocinas proinflamatorias, como IL-6, IP-10, MIP1,
            MCP1, entre otras, para atraer macrófagos, monocitos y células
            T, continuando con el proceso inflamatorio. Cuando la respuesta
            inmune es adecuada, las células T CD8+, específicas para este virus,
            eliminarán a las células infectadas antes de que se liberen nuevas
            partículas virales. Además, se producirán anticuerpos específicos

            ¿Cómo nos enferma el
            SARS-CoV-2?
            Rodríguez, Rodríguez & Romero
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