Page 32 - Ra rió guendaruyubi 11
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enero - abril  -  2021  /  4(11)
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            las/os estudiantes que desean continuar con su formación académica
            deben disponer de estos dispositivos y contar con los servicios de luz e
            internet. De igual forma, demandan que el profesorado inserto en esta
            nueva  dinámica  de  enseñanza  disponga  de  estos  recursos,  además
            de  que  conozcan  e  implementen  la  amplia  gama  de  estrategias  que
            sugieren los recursos virtuales.


               Dichos requisitos nos enfrentan a una de las caras de las desigualdades
            sociales, económicas y culturales del país (Ducoing, 2020, p. 56), pues
            no todos los/as estudiantes y profesores/as se encuentran en las mismas
            posibilidades  de  acceso  a  energía  eléctrica  e  internet,  y  en  muchas
            ocasiones tampoco se cuenta con los aparatos electrónicos (televisión,
            computadora,  tabletas,  teléfono  celular,  entre  otros).  Según  datos  del
            INEGI  (2019),  73.1%  de  los/as  habitantes  del  país  son  usuarios/as  de
            internet en las zonas urbanas, en tanto que en las rurales sólo 40.6% de
            las personas hacen uso de la red. Por otro lado, mientras 92.9% de los
            hogares  cuentan  con  televisión,  sólo  52.9%  tiene  conexión  a  internet
            y  únicamente  44.9%  dispone  de  una  computadora  (Ducoing,  2020,
            p. 57). Como se advierte, la mayor parte de la población con acceso a
            la  red  se  ubica  en  las  zonas  urbanas.  En  este  sentido,  la  conexión  en
            las comunidades rurales es limitada, ya que implica pagar para usar y
            disfrutar de este servicio, en caso de haberlo, y en muchas áreas rurales
            no se cuenta con ingresos familiares definidos, lo que pone en desventaja
            y  desigualdad  a  estudiantes  y  profesores/as  que  provienen  de  estos
            entornos o que no obtienen el ingreso necesario para obtenerlo.


               Otra  de  las  problemáticas  a  la  que  se  enfrentan  estudiantes  y
            docentes ante esta condición de pandemia, es el hecho de no tener
            los  recursos  tecnológicos  para  acceder  a  los  espacios  y  contenidos
            de  aprendizaje,  puesto  que  sólo  31.1%  de  los  hogares  oaxaqueños
            disponen de computadora, de los que 22.8% se encuentran en el medio
            urbano y 8.2% en el rural, y muchas veces el equipo es compartido con
            otros/as  integrantes  de  la  familia  (INEGI,  2018).  Lo  anterior  dificulta
            tomar clases virtuales o entrar a plataformas para el seguimiento de los
            procesos educativos.

             El derecho humano a la
             educación en el contexto de la pandemia
             Ángeles-Guevara & Santiago-Arreola
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