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mayo - agosto - 2019 / 2(6)
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¿Por qué la escuela sigue promoviendo sólo algunos estilos de
aprendizaje y no todos?
La clasificación de las formas o estilos de aprendizaje parece ser
natural, pero es una construcción de orden social ¿Y eso qué quiere
decir? Veámoslo más despacio, para ello retrocedamos en el tiempo
y analicemos este tema desde la época medieval. En este periodo
aparecen dos organizaciones del conocimiento enfocadas en áreas
distintas: una para las prácticas intelectuales y otra para las prácticas
manuales (Bernstein, Santomé & Manzano, 1998).
Resulta que las prácticas intelectuales se llevaban a cabo en la
universidad medieval y las manuales se transmitían en la familia y los
gremios. Por una parte, en estos últimos o en las organizaciones de
artesanos surge el término de aprendiz, aquella persona que observaba,
acompañaba y practicaba al lado de un experto en su oficio. La familia
también era la encargada de reproducir saberes prácticos, como
sembrar, cuidar a los animales, cocinar y hábitos de higiene y salud; en
fin, aprendizajes para la vida.
Por otra parte estaba la universidad medieval, donde se impartían
las prácticas intelectuales. Esta tradición aún sigue vigente, no sólo en
las universidades, sino en todos los niveles educativos, por lo que se
promueven estilos de aprendizaje que tienen que ver más con modelos
teóricos y abstractos. Como vemos, hay una clara separación entre las
actividades manuales y las intelectuales.
Hay quienes consideran en la actualidad que la exclusión de las
prácticas en la educación es el resultado de un mezquino complot
capitalista, pero el hecho fundamental es que las prácticas
manuales nunca han estado integradas en los sistemas formales
públicos de conocimiento y transmisión del conocimiento
(Bernstein, Santomé & Manzano 1998, p. 39).
Los estilos de
aprendizaje,
¿una clasificación
individual o social?
Silva-Carmona