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6 Discriminación hacia las mujeres/Curiel,Worthen & Hernández/3-12
Lo mismo sucede en el estudiantado, en el que a pesar miento y el acoso sexual son prácticas cotidianas en
de haber una mayoría femenina en las universidades, ellas y que su prevalencia es de entre 20 y 40%, se-
los estereotipos de género siguen influyendo en la gún el estudiantado que ha percibido el fenómeno.
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elección y el ingreso a las carreras y las posibilidades Por su parte, Parga & Verdejo (2017) nos dicen que
de avanzar en la formación y profesionalización vía en México:
acceso a programas de posgrado y becas. En el mis-
mo documento del INEGI se advierte una apabullante La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las
presencia de varones en las ingenierías y las Ciencias Relaciones en los Hogares (Endireh) 2016 revela
Fisicomatemáticas y de la Tierra, mientras que las Huma- que el 66.1% de las mujeres mayores de 15 años
nidades, Ciencias de la Conducta, Biología y Química han sufrido al menos un incidente de violencia en
son las áreas con más presencia femenina. Asimismo, diferentes ámbitos: el 43.9% en las relaciones de
se consigna que la diferencia entre las mujeres y los pareja y la esfera familiar; dentro del ambiente la-
varones que completaron el nivel de educación su- boral 26.6 %; y en el territorio educativo 25.3%.
perior y están ocupados en actividades de ciencia y La encuesta señala que el 74.3% de la violencia
tecnología es 5 puntos porcentuales favorable a los ejercida contra las mujeres en el ámbito escolar
últimos (INEGI, 2013, p. 55). ocurre principalmente en las instalaciones de las
Estos datos –que no pretenden proveer de un análi- escuelas y 25.7% en las inmediaciones. Del total
sis profundo– nos permiten por lo menos vislumbrar la de las agresiones el 38.3% fue violencia sexual,
dimensión del problema del que hablamos cuando nos 34.1% psicoemocional y el 27.7% física (Parga &
referimos a las condiciones de desigualdad que privan Verdejo, 2017, p. 246) (cursivas nuestras).
en las IES entre varones y mujeres.
Como bien señalan las autoras, los “datos son elocuen-
tes” y nos hablan del “continuum de violencia” que
De la discriminación a la violencia acompaña la vida de las mujeres hasta su etapa de
contra las mujeres en las universidades profesionalización en el espacio universitario. De entre
En los últimos años, la academia interesada en desen- estas acciones, el denominado acoso sexual ha puesto
trañar los mecanismos que reproducen la discrimina- en alerta a algunos sectores de la educación superior.
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ción por género en las universidades está reparando Aunque fue identificada por el feminismo radical en
en un fenómeno cada vez más visible: la violencia de la década de 1970, cuando se empezó a discutir esta
género. Su presencia, persistencia e incremento en actitud en el medio laboral como un tipo de discrimi-
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los ámbitos universitarios refiere a que la distribu- nación sexual (MacKinnon, 1979), y parte de otras
ción del poder y control de posiciones de autoridad formas de discriminación, actualmente el acoso en las
entre varones deja a las universitarias en una des- universidades se problematiza como una manifesta-
ventaja que es aprovechada por su condición –subor- ción de lo que se considera violencia institucional:
dinada– y la posición y el ejercicio de privilegios que
ellos históricamente han ostentado en una institu- Los actos u omisiones de los hombres y mujeres
ción creada por y para hombres, en la cual las mujeres que trabajan como servidores públicos de cual-
son consideradas “intrusas” (Buquet et al., 2013). quier orden de gobierno, que impliquen discrimi-
Vélez & Soraya (2013) sostienen que en varias nación o tengan como fin dilatar, obstaculizar o
universidades del mundo se certificó que el hostiga- impedir el goce y ejercicio de los derechos hu-
5 Kae, Evangelista & Solano (2017, p. 234) registran que el reconocimiento institucional del problema es reciente: “[…] el gobierno de Estados Unidos de
América creó la Comisión Especial para Proteger Estudiantes del Asalto Sexual en 2014; en 2016 el gobierno de Reino Unido publicó un informe sobre
los avances de una comisión encargada de examinar la violencia contra las mujeres, el acoso y crímenes de odio afectando a estudiantes universitarios”.
Si recordamos, en México la primera Red Universitaria por la Igualdad se formó en 2012 (ver nota al pie 2); no obstante, lo que se nombra es la violencia
de género, en este texto nos referiremos a violencia contra las mujeres en las universidades como “cualquier tipo de violencia física, sexual y psicológica
perpetrada contra las mujeres en función de su género y que se presenta al interior de la comunidad universitaria, tanto dentro, como fuera del espacio
físico de la universidad” (Mendoza, 2011, p. 35).
6 Por acoso entendemos “una expresión de violencia que ocurre en diferentes contextos, que visibiliza la posición de desigualdad y del ejercicio del poder,
en donde la condición de género desempeña un papel central”. Se define como “una forma de violencia en la que, si bien no existe la subordinación, hay
un ejercicio abusivo de poder que conlleva un estado de indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios
eventos” (Echeverría Echeverría et al., 2017, p. 16).
7 Si bien el hostigamiento y el acoso sexuales se reconocen como tipos de violencia y mecanismos de ejercicio de poder y dominación, su diferencia
estriba en que el hostigamiento sucede cuando hay una relación de subordinación real entre las dos personas de cualquier sexo, mientras que en el
acoso no existe tal relación de subordinación.
Tequio, septiembre-diciembre 2019, vol. 3, no. 7