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La educación en línea
Fuente: Pixabay, 2020.
encendidas las cámaras todo el tiempo y se ven en la necesidad de
apagarlas debido a las problemáticas que se presentan en cuanto a la
saturación de la red al momento de hacer uso de la cámara y sonido
de muchos dispositivos, pues la calidad de interacción disminuye, se
distorsiona, se desconecta, “se va”, no nos permite mirarnos.
Por ello, Hernández (2020), en la videoconferencia “El campo
educativo en el contexto actual”, se pronuncia en defensa de la escuela
presencial, recuperando de este modo una de las aportaciones del padre
de la didáctica, Juan Amós Comenio, resaltando también que la esencia
del proceso educativo es “construirnos en la alteridad y en el contacto”,
así como la necesidad de que docentes y estudiantes nos veamos a la
cara, establezcamos contacto visual, saber que nos estamos escuchando,
tener la posibilidad de preguntar si los temas vistos han sido del agrado o
no, signifi cativos o no, detectar cómo se sienten los/as otros/as.
Actualmente, en medio de la pandemia, como docentes y estudiantes
nos perdemos de esas interacciones que les imprimen sentido y
signifi cado a los procesos de enseñar y aprender. De este modo, se
puede decir que la presencialidad no se sustituye con nada, porque
ese factor permite la vinculación y acompañamiento entre los seres
humanos, componentes necesarios en la tarea educativa.
Lo anterior nos lleva a recuperar una frase de Arthur C. Clarke que
invita a la refl exión sobre el papel primordial que desempeñan maestras
y maestros en el desarrollo de las acciones educativas: “Un profesor
que puede ser sustituido por una máquina, debe ser sustituido” (TED
Ideas worth spreading, 2007). Es decir, quien renuncia a refrendar
su compromiso con la vocación docente y piensa que al usar la más
La pantalla que nos separa:
docentes y estudiantes en tiempos de pandemia,
conectados/as y desconectados/as
Díaz-Ortiz & López-de Jesús