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El Día de Muertos se considera una celebración
a la memoria, un ritual que privilegia el recuerdo
sobre el olvido
En esta fase podemos identificar diversas acciones; una de ellas es la
institucionalización en escuelas o centros educativos de la celebración
del Día de Muertos, en la que se retoman las prácticas de Halloween,
haciendo concursos de altares y disfraces, recreando la manifestación
cultural del Día de Muertos pero mezclada con otros elementos ajenos y
deformando las tradiciones. Podemos identificar a la escuela, entonces,
“como aparato cultural [que] administra, transmite y renueva el capital
cultural” (García, 1984, p. 9). Este capital cultural tiene incidencia en la
conciencia social como catalizador de las nuevas maneras de significar
3
las tradiciones.
Otro claro ejemplo de institucionalización es que el Día de Muertos
forma parte del listado del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad,
declarado así el 7 de noviembre de 2003 por la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
con la intención de que las personas que participamos de los festejos
tengamos clara conciencia de su valor y preservación. Esta acción puede
tener algunas implicaciones positivas, puesto que logra mayor difusión
y visibilidad, ya que ha tenido que luchar por sobrevivir frente a la fiesta
anglosajona de Halloween.
El encuentro anual entre los pueblos indígenas y los ancestros cumple
una función social relevante, al afirmar el papel del individuo dentro de la
sociedad. También contribuye a reforzar la composición cultural y social
de las comunidades indígenas de México; sin embargo, al ser promovido,
financiado y realizado por el Estado, a través de sus instituciones, su
significado se debilita, convirtiéndose en una identidad adquirida a
medias, tras perder su esencia y resistencia milenaria.
El Día de Muertos se considera una celebración a la memoria, un ritual
que privilegia el recuerdo sobre el olvido. No obstante, al institucionalizar
3 De acuerdo con García (1984, p. 6), se entiende la distinción entre estructura y superestructura, por una parte, como “la
organización económica de la sociedad (estructurada) y por otra parte las instituciones jurídico-políticas y las formas de conciencia
social (superestructura)”.
Día de Muertos:
de la compartencia
a un producto comercial
López-Pérez & Ramírez-Cruz