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Introducción
La fiesta del Día de Muertos es una celebración
ancestral que en México nos ha dado identidad a
lo largo de la historia de nuestras comunidades;
vivimos y hacemos fiesta aun después de la
muerte. Esta festividad es parte de nuestra
forma de vida comunitaria, ya que la fiesta es
la razón por la cual existimos y trabajamos, nos
organizamos para vivir esta tradición y recordar
a las personas que nos han heredado esta
cultura.
En el presente artículo analizaremos la celebración del Día
de Muertos a la luz de las tres fases de la cultura-patrimonio:
codificación, institucionalización y mercantilización de la cultura,
que retoma Gilberto Giménez (2005). Cabe mencionar que esta
clasificación no se hará de acuerdo con la ubicación temporal, sino
más bien en concordancia con su relación conceptual; a través de
ello reflexionaremos sobre los cambios que ha tenido la mencionada
celebración.
Significación de la fiesta de Día de Muertos
En la primera fase (codificación de la cultura-patrimonio), Giménez
plantea que es una:
elaboración progresiva de claves y de un sistema de referencias que
nos permiten fijar y jerarquizar los significados y los valores culturales,
tomando inicialmente por modelo la ‘herencia europea’ con su sistema
de valores heredados, a su vez, de la antigüedad clásica y de la tradición
cristiana (Giménez, 2005, p. 4).
En esta misma fase ubicamos el Día de Muertos como una celebración
ancestral en las comunidades indígenas de Mesoamérica. En
Oaxaca se trata de una festividad de gran importancia, sobre todo
Día de Muertos:
de la compartencia
a un producto comercial
López-Pérez & Ramírez-Cruz