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Harayama, 2000; Niemann, Harmsen, Sch-Gerdes y agente causal en esta población: M. microti (Boniotti,
Richter, 2000), lo que no deja duda de la utilidad de Gaffuri, Gelmetti, Tagliabue, Chiari, Mangeli, et al., 2014).
gyrB en la determinación de la presencia de especies
del CMTB. Gen hsp65
Tras la amplificación del fragmento de 1020 El gen hsp65 está constituido por 1380 pb y su
pb, Kasai, Niemann y sus colegas investigadores secuencia es muy conservada entre las especies de
examinaron los patrones de restricción obtenidos Mycobacterium (tuberculosas y no tuberculosas), lo
con RsaI y TaqI para las especies pertenecientes al que se ha confirmado mediante la amplificación del gen
CMTB y aquellas que no se encuentran en este grupo. por PCR empleando los mismos oligonucleótidos. No
Observaron el mismo patrón de bandas para aquellas obstante, los patrones de restricción obtenidos para esta
del CMTB, lo que les llevó a ratificar la homología de secuencia son diversos para las especies no tuberculosas,
esta secuencia entre las especies y a concluir que en tanto que las pertenecientes al CMTB generan los
serían indistinguibles por este medio. Sin embargo, mismos fragmentos de restricción (Plikaytis, Plikaytis,
Chimara, Ferrazoli y Leao reportaron observar patrones Yakrus, Butler, Woodley, Silcox, y Shinnick, 1992; Telenti,
de restricción distintos para el CMTB, al efectuar Marchesi, Balz, Bally, Botrger y Bodmer, 1993; Ringuet,
una mejor separación mediante electroforesis de Akoua-Koffi, Honore, Varnerot, Vincent, Berche, Gailard y
los fragmentos obtenidos tras la restricción con las Pierre-Audigier, 1999). Esta evidencia permite considerar
mismas enzimas. Utilizando el software GelComparII a hsp65 como un buen marcador de identificación de
identificaron la presencia de un número mayor especies del CMTB, así como un elemento útil en el
de fragmentos con patrones distintos para cada diagnóstico de padecimientos provocados por especies
especie, resultados que les permitieron proponer su no pertenecientes a él.
metodología como un medio efectivo para reconocer Se ha observado que la secuenciación de este
las especies pertenecientes al CMTB a través de gyrB gen permite distinguir entre especies del género
(Chimara et al., 2004). Mycobacterium en 99.1%. Dai, Chen y Lauzardo
El procedimiento antes descrito ya ha sido empleado comunicaron la creación de una base de datos de acceso
con éxito en la determinación del agente causal de público que contiene información filogenética para
casos de TB; por ejemplo, en Alemania se identificó a M. identificar especies del género Mycobacterium a partir
caprae como responsable de TB meníngea en humanos. del gen hsp65. En esta base de datos se incluye 99.3%
El análisis del patrón de restricción obtenido sobre el de todas las especies de Mycobacterium (Dai et al., 2011).
producto de la amplificación del fragmento de 1020 En el GeneBank de los institutos nacionales de
pb de gyrB, previamente usado por Niemann, Kasai y Salud de Estados Unidos se encuentran registradas las
Chimara, permitió, en primer lugar, descartar la presencia secuencias de hsp65 de especies no pertenecientes
de un miembro del CMTB y, posteriormente, ubicar a la al CMTB, por ejemplo M. marinum, M. haemophilum, M.
especie responsable del caso (Hansena, Seilera, Rumpfa, chelonae, M. fortuitum y M. avium. Conocerlas facilita
Krafta, Dlaskea, Abele-Hornb y Muellges, 2012). el diagnóstico de infecciones causadas por alguna
Este conocimiento se ha aplicado no sólo al de estas especies y, con ello, la determinación y
diagnóstico en humanos, sino también en animales. En administración del tratamiento correcto (Lau, Curreem,
Italia se ha dado seguimiento a la prevalencia de TB Ngan, Yeung, Yuen y Woo, 2011; Mendes, Magdinier,
entre jabalíes, que originalmente se atribuía a M. bovis. Cardoso, Pais, Cezar, Dias, 2013; Gunaydin, Yanik,
Sin embargo, el estudio realizado en 2014 empleando Eroglu, Sanic, Ceyhan, Erturan y Durmas, 2013; Hoza,
la técnica arriba descrita develó que existe un nuevo Mfinanga, Rodloff, Moser y König, 2016).
Tequio, vol. 1, no. 2, enero-abril, 2018