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septiembre - diciembre - 2019 / 3(7)
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A partir de datos obtenidos de entrevistas realizadas a estudiantes
de preparatoria de la UABJO, nos describe cómo disminuyeron su
tiempo de videojugar; entre las razones por las que lo hicieron se
encuentra el surgimiento de nuevos intereses, como salir con su
novia, aficionarse a un deporte o incluso el gusto por escribir y cantar
rap. Otras causas fueron la adquisición de nuevas responsabilidades,
como empezar a trabajar o hacer las tareas, y un tercer grupo de
razones tuvo que ver con el cansancio físico y el aburrimiento que
les provocaba alcanzar el nivel de dominio del videojuego.
En cuanto al ámbito escolar, el artículo “Los jóvenes y las tareas
escolares”, de Gabriela Itzel Aragón-Flores, se enfoca en el debate que
existe entre investigadores/as, pedagogos/as y maestros/as sobre
si son útiles las tareas en el aprendizaje, además de que comparte
algunas de las condiciones en las que los y las estudiantes hacen
sus deberes; cuando son en equipo, la dificultades que enfrentan
con las instrucciones y también por contar o no con los materiales
necesarios. Posteriormente toca el punto de la organización del
tiempo cuando se hace un trabajo escolar y al final la autora formula
algunas reflexiones para repensar el papel de las tareas y del ocio en
la vida de los y las estudiantes.
En las escuelas, los y las jóvenes forman grupos de pares, sean
de amigos/as o compañeros/as, con quienes comparten muchas
actividades, entre escolares y de diversión. Según las historias
que vivan juntos/as pueden llegar a sentirse identificados/as, en
ocasiones casi como hermanos/as, e intercambiar los gustos en
ropa, música, actividades de diversión e incluso predilecciones
académicas. Es cierto que pertenecer a un grupo brinda a chicos y
chicas algunos beneficios que se requieren a esa edad, como sentirse
aceptados/as y conseguir la aprobación de sus pares, esto se debe a
que han iniciado el proceso de separación de la familia en su camino
hacia la adultez y necesitan un espacio donde puedan experimentar
y aprender. El grupo de amigos/as les ayuda como soporte afectivo,
porque pueden contarse sus vivencias, las que muy probablemente no
les platicarían a los adultos: problemas en casa, gustos y preferencias