Los Juegos Florales, del Instituto de Ciencias y Artes a la UABJO

Por el Lic. Francisco José Ruiz Cervantes*

Con una antigüedad milenaria que nos remonta a los tiempos de la época romana (fiestas en honor a la diosa Flora), eventos con ese nombre se localizan en diferentes países europeos, entre ellos España, y de ahí cruzaron el océano y llegaron al Continente Americano hacia finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo veinte.

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Se sabe, por ejemplo, que en el marco de unos juegos florales, organizados por la Federación Estudiantil de Chile, la poeta Gabriela Mistral leyó unos sonetos que fueron premiados y años después la intelectual chilena alcanzaría el Premio Nobel de Literatura.

Si definimos a los Juegos Florales como certámenes literarios en donde se presentan obras en prosa y verso, encontramos como antecedente que en la vida del Instituto de Ciencias y Artes, institución precursora de lo que hoy es la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, en los tiempos de la República restaurada y el Porfiriato, en la ceremonia celebrada con motivo del inicio de año escolar, catedráticos designados ex profeso presentaban composiciones poéticas en donde se honraba a la “Ciencia” y a “la Juventud”.

Pero fue en el marco de la celebración del primer centenario del natalicio de Benito Juárez, en 1906, cuando se instituyó un concurso científico y literario, donde se premió a las obras enviadas como respuesta a convocatoria expresa, obras en prosa, a la manera de ensayos y en verso, es decir poesías.La iniciativa celebratoria se mantuvo en los siguientes años, no obstante los acontecimientos políticos que sacudieron a la República entera y al propio Estado de Oaxaca.

La tradición se interrumpió en 1916 con el cierre del Instituto; sin embargo, un año después reabrió sus puertas como escuela libre; es decir, sin recibir apoyo del Gobierno del Estado, y en 1918, como una muestra de que lo peor había pasado, la institución realizó los Juegos Florales contando con la presencia de una joven citadina en calidad de reina.

Abundantes testimonios fotográficos tomados a lo largo del siglo 20 dan muestra de la vitalidad celebratoria que se inserta en la vida cotidiana de la Ciudad de Oaxaca y el escenario inmejorable era el que brindaba el ya bautizado como “Teatro Macedonio Alcalá”.

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Un jurado calificador integrado por catedráticos de literatura y español se reunían y de los poemas que recibían designaban al poeta laureado, a quien la reina le entregaba la llamada “Flor natural”.

En la parte de luneta, los catedráticos de la ya considerada Máxima Casa de Estudios, funcionarios públicos, acompañados de sus esposas, representantes de la industria, la banca y el comercio, como citaban las crónicas periodísticas, alternaban en luneta y palcos primeros; la clase estudiantil se apropiaba de las alturas hasta llegar al paraíso.

A partir de enero de 1955, la naciente Universidad “Benito Juárez”de Oaxaca (UBJO) sustituyó al Instituto Autónomo, pero no cambiaron las rutinas y los “Juegos Florales” se mantuvieron como parte importante de cotidianidad institucional hasta el año 1975.

Con frecuencia los poetas ganadores provenían de otras partes de la República Mexicana, pero de los nacidos en Oaxaca vale la pena recordar la figura del catedrático Francisco Hernández Domínguez, profesor de literatura en las Preparatorias diurna y nocturna, quien obtuvo dos veces el máximo galardón; la segunda fue de manera póstuma, pues falleció prematuramente.

De este profesor universitario queda un poemario salido de los talleres universitarios, ubicados en el tercer patio del antiguo “Edificio Central”. Corre la versión de que hace medio siglo, cuando llegó a tierras del Valle de Oaxaca, el poeta soviético Evgeni Evtushenko (1932-2017), Domínguez hizo una intervención en la Plaza de la Danza, donde se llevó a cabo su recital.

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Impresionado el poeta siberiano por lo escuchado, pidió seguir el diálogo con el profesor oaxaqueño y cuenta la leyenda urbana que esa noche dos poetas de distinta lengua continuaron su periplo, entre copas de mezcal y gajos de naranja con sal de gusanos, en algún desaparecido tenderete de la capital oaxaqueña.

La segunda mitad de esa década de los años 70 fue pródiga en conflictos políticos que desembocaron en una crisis política que trajo consigo la caída de un gobernador, la polarización y la ruptura de la casa universitaria.

En esos “años duros” los Juegos Florales fueron relegados a un segundo término; simplemente no había condiciones para realizarlos.

Pasaron los años y fue en la última década del siglo cuando se reinició la tradición. Todavía se pueden encontrar ejemplares de los ensayos premiados publicados por la UABJO en 1998.

Como era natural, con el paso del tiempo y con nuevos escenarios, la tradición se renovó y tomó nuevos caminos. Así se creó el Premio internacional de Poesía y Cuento “Benemérito de América”, y el Premio Nacional de Ensayo Joven “José Vasconcelos”.

No obstante, los Juegos Florales forman parte de la historia de nuestra institución, de una época y una circunstancia y con un buen sabor de boca se recuerdan.

*Director del Instituto en Humanidades de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (IHUABJO)

 

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