Page 8 - Ra rió guendaruyubi 11
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enero - abril - 2021 / 4(11)
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Introducción
2020 ha sido uno de los años que ha movilizado
estructuras que creíamos sólidas; ideologías que
sostenían pensamientos y acciones “propias”
de nuestros tiempos se han tambaleado;
debilidades y necesidades del sistema social,
educativo, político y económico han quedado
al descubierto, profundizándose aún más.
Hemos experimentado significativos cambios,
estamos viviendo en constante incertidumbre,
adaptaciones, modificaciones y resistencias.
El o los móviles de las desestabilizaciones que afrontamos en
el año anterior es resultado de múltiples factores; sin embargo,
uno de los que ha cimbrado a nuestro país y al mundo entero es
la contingencia sanitaria derivada del COVID-19. Dicha situación
ha signado cambios en esferas personales y sociales, ha generado
crisis, encuentros y desencuentros, mostrando facetas y desafíos
con los que no estábamos familiarizados.
Un ámbito social en el que ha impactado fuertemente la
contingencia producida por el COVID-19 ha sido, sin duda alguna,
el educativo. A decir de Díaz-Barriga (2020), se ha perdido la escuela
y las aulas. Y ello, debido a la intersección de condiciones sociales,
culturales, económicas, políticas y, por supuesto, educativas, que han
coadyuvado a que esta situación se torne complicada y compleja.
La afirmación de que se ha perdido la escuela y las aulas
implica dificultades. Sin embargo, dicha situación no es única y
exclusivamente del presente, sino que los vestigios de problemas
que ha venido arrastrando el sistema educativo han hecho explosión
en estos días. ¿Cuál es la crisis más enfática que ha revelado esta
contingencia? Las respuestas a esta pregunta son múltiples, como
diversos son los enfoques desde donde se quiera mirar el asunto.
Algunas de las que se podrían mencionar son la rigidez curricular,
Ser docente, ser estudiante
en tiempos de
contingencia sanitaria
Hernández-Aragón